Linden Lane Magazine
Notas de libros
1990
Carlos Rubio Albet. Quadrivium. Monterrey, México: Ediciones Castillo, 1990. 237 pags.
Pocas veces he disfrutado la lectura de un libro tanto como la de Quadrivium, novela que fue galardonada en 1989 en México con el Premio Internacional de Novela Nuevo León. Quadrivium bien se podría ver como una nueva y lujosa metáfora del acto de escribir o del rescate de la escritura. Cuando su autor, el cubano Carlos Rubio Albet, se sienta a escribir, sigue un ritual que delata el esmero con que trabaja la palabra escrita: escribe todos los días a la misma hora en su Smith Corona del año de las nanas, corrige con el estilógrafo de su madre poeta y finalmente archiva el texto en la memoria de su IBM después de darle esos casi siempre interminables toques finales. Es ese riguroso ritual de rescate del legado materno el que caracteriza su producción, la búsqueda de los más insólitos detalles, la composición esmerada de sus relatos. Para Rubio, como para su maestro José Lezama Lima, escribir es vivir.
Como la de muchos de los jóvenes escritores cubanos que abandonaron la isla a principios de los 60, la producción de Rubio es bilingüe. Escribe en ambos idiomas con igual soltura pero con distinto tono. En español su prosa es ligera y juguetona, y en inglés escueta y seria. En inglés ha publicado varios cuentos y tiene dos novelas inéditas, Orpheus’ Blues y Secret Memories.
Una de las características más sobresalientes del Carlos Rubio que escribe en español es la fascinación que comparte con otros escritores neobarrocos por la farándula, la tramoya, el maquillaje, los disfraces, el simulacro, las simetrías, en fin, por todo lo relacionado con el mundo del espectáculo y su manisfestación, transformación y función en la narrativa moderna. Como Severo Sarduy ya ha indicado, el teatro es el lugar adecuado para engendrar una nueva literatura en la que el lenguaje aparecería siempre en constante proceso de transformación. Quadrivium, siguiendo quizás este dictamen sarduyano, pone en escena un espacio dramático que sutilmente va convirtiéndose en un montaje extraordinario repleto de efectos especiales, música, juegos de luces, manipulados todos para hacer de la representación en potencia un auténtico goce.
La anécdota de Quadrivium está realizada dentro de un solo marco ricamente elaborado. Comienza y termina en una misma ciudad (Miami), y transcurre en un solo día que se dilata y refleja en cuatro historias melodramáticas narradas por una voz casi siempre omnisciente, cuatro mujeres, y un griego cuarentón que las trae a bordo de su yate Priapic I a las costas floridianas. Las cuatro protagonistas, cuatro reflejos de un mismo rol, reproducciones simétricas de una misma función, están asociadas con el mundo del espectáculo: Miss Ti Fy es ilusionista; Miss D. Meanor, coreógrafa; Miss Carriage, cantante de boleros y Miss Ann Thrope, prostituta.
Todas entran en escena por primera vez y al mismo tiempo en el primer capítulo titulado “Mothers’ Day”. El espacio del relato no es más que un lujoso y artificial escenario desde donde se lanza la fiesta verbal en que se constituyen las peripecias de las cuatro mujeres. Los componentes de los cinco capítulos subsiguientes se erigen sobre los paradigmas teatrales preestablecidos . Los dos subtítulos internos del primer capítulo recogen escenografías detalladas de espacios reducidos y acentúan sobre todo el modelo teatral de la novela: “Quadrivium cubano” y “True Confessions by the Pool Side” son indicaciones de modo y lugar que facilitan el juego de reflejos necesario para desarrollar un espacio travieso y repetitivo, donde el lector acepta “Mothers’ Day” como único referente posible de un texto que niega el universo extratextual por medio de la reproducción y reelaboración constante de sucesos, personajes, enunciados y escenarios.
En “Quadrivium cubano”, Miss Carriage, Miss D. Meanor, Miss Ti-Fy y Miss Ann Thrope entablan un diálogo alocado y teatralizado orientado por las indicaciones de un ordenador/narrador situado fuera del mundo de los personajes pero preocupado por la sonoridad de sus parlamentos, sus gestos y otros detalles indispensables para una puesta en escena. El diálogo no se introduce como en un texto narrativo, sino que se presenta siguiendo la convención tipográfica del drama: cada parlamento aparece precedido por el nombre del personaje y un paréntesis con las acotaciones pertinentes.
Cabe traer a colación también los llamados tipográficos impuestos a los parlamentos de los personajes de “Mothers’ Day”. Me refiero al juego con paréntesis y desinencias verbales con el propósito de prefijar desde el principio el desarrollo de los sucesos de la narración. Cuando Miss Carriage dice, por ejemplo, “Yo abandon(ar)é mi pueblo natal”, no sólo abandonará (prolepsis) sino que ya abandonó (analepsis) simultáneamente su lugar de origen. Se efectúa una anacronía, una toma de consciencia del tiempo de la historia y del relato por medio de una interrupción gráfica al nivel de la palabra. Sin ambicionar pervertir las referencias temporales el texto declara su autonomía.
Las convenciones formales del texto dramático del primer capítulo permiten trazar con economía de recursos las coordenadas pertinentes para facilitar el desarrollo de la esquelética anécdota; esquelética en cuanto al constante reciclaje de un mismo patrón, pero hiperbólica e hipertélica en cuanto a la riqueza y variedad de vocablos elaborados con el fin de destacar diferencias y permitir la unificación de episodios aparentemente disgregativos. Aunque las cuatro mujeres viajan, encuentran gloria en el mundo de la farándula, la pierden y se vengan de sus opresores, sólo Miss Ti-Fy estará en contacto con un sádico hongkonero campeón de lucha sumo; Miss Ann Thrope con un chulo víctima de un sonado “ritual faloroscópico”; Miss D. Meanor con un director guiado por un demonio priápico; y Miss Carriage por un gerente hedonista. Cuando Rubio elabora las descripciones alrededor de estos individuos, se hace más patente el fabuloso despliegue de significantes inesperados que caracteriza la totalidad de Quadrivium.
La práctica descriptiva en Quadrivium es variada y comprende procedimientos convencionales y experimentales. Las descripciones enumerativas se presentan por lo general con ritmo delicado sin intención de dilatar los límites de la página a través de interminables y violentas listas. Son cortas y por lo general un vocablo anticipa a otro y evoca al anterior. Hay que advertir también que no siempre existe un esfuerzo evidente por controlar la expansión que acarrea toda enumeración. Las descripciones adquieren autonomía y se sobreponen a la narración. El lector atentoa nuevas digresiones se deja llevar por enumeraciones y detalles que lo separan violentamente de la línea anecdótica inmediata para sumergirlo en lo que a primera vista parece ser un texto foráneo. Pero son estos desprendimientos y diseminaciones los que mejor definen este texto neobarroco.
Las digresiones descriptivas más llamativas y extensas están casi siempre relacionadas con personajes secundarios antagonistas, cuyas aventuras y desventuras son narradas a modo de alocadas descripciones y reescrituras que ponen de manifiesto la competencia del narrador en el plano lingüístico y enciclopédico. Centradas usualmente en detalles físicos absurdos o inusitados, son fruto de la imaginación del narrador o provienen de textos científicos o neobarrocos como los de Lezama Lima y Sarduy.
Como muchas de las obras de Sarduy, Quadrivium proyecta un mundo de simulacros que siempre nos devuelven al punto de partida. El experimento se lleva a cabo a nivel de un lenguaje que es magistralmente manipulado tanto en las extensas descripciones como en las comparaciones más mínimas o en los comentarios más insignificantes. En realidad, lo que se pone en escena en Quadrivium no son las peripecias de los personajes, sino la realidad de un lenguaje elusivo que se va transformando paulatinamente y que bajo diferentes máscaras nos refiere a la obsesión principal de Carlos Rubio como escritor bilingüe: el lenguaje materno como objeto de exploración de los límites de la escritura y de posesión de algo que teme perder en las montañas de West Virginia, desde donde también escribe en inglés.
Justo Ulloa, profesor y ensayista cubano, especializado en el barroco, enseña en Blacksburg, Virginia
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En 1988, la novela Saga, del escritor cubano Carlos Rubio Albet, fue declarada finalista del I Premio Internacional de Novela Nuevo León. Al año siguiente, Rubio Albet obtuvo el premio con Quadrivium, novela que en su momento fue publicada por Ediciones Castillo pero que se encontraba agotada desde 1992 y que ahora, en diciembre del año pasado, apareció en segunda edición bajo el sello Xlibris.
Quadrivium es una novela escrita en clave neobarroca, en la que el lector se sumerge en un vórtice espejeante y surrealista donde la búsqueda de una meta idealizada con frecuencia se convierte en un espejismo. La novela transcurre en un solo día y está ambientada en Miami. Sus cuatro protagonistas —Li-Tzu, Candy Slice, Dhalia Meanor y Adela Carroza— aguardan ansiosamente la llegada de Mr. Ioso, un griego cuarentón que completará sus sueños. Es durante esta ansiosa espera que cuentan la historia de sus vidas turbulentas, casi siempre distorsionadas por el deseo, la ambición, o la venganza.
“La práctica descriptiva en Quadrivium”, ha escrito el docente y ensayista cubano Justo Ulloa, “es variada y comprende procedimientos convencionales y experimentales. Las descripciones enumerativas se presentan por lo general con ritmo delicado sin intención de dilatar los límites de la página a través de interminables y violentas listas”.
Según Ulloa, el experimento literario implícito en la novela “se lleva a cabo a nivel de un lenguaje que es magistralmente manipulado tanto en las extenss descripciones como en las comparaciones más mínimas o en los comentarios más insignificantes”.
Rubio Albet es oriundo de Pinar del Río. En 1961 emigró a Estados Unidos, donde concluyó sus estudios de bachillerato en Wilmington, Delaware. Su primer cuento salió a la luz mientras cursaba estudios universitarios en Concord College (Athens, West Virginia). Autor bilingüe con obras en inglés y en español, textos de Rubio han aparecido en antologías como 20 cuentistas cubanos, Cuban American Writers, Distinct Voices, Narrativa y Libertad y Motu Proprio. Actualmente trabaja en un libro de cuentos, aún sin título.
Además del Nuevo León, el escritor ha obtenido el segundo lugar en la mención de cuento del concurso literario Sigma Delta Pi (1974) con “Xinef, el eterno”, incluido en su libro Caleidoscopio; ha sido dos veces finalista en el premio de novela Letras de Oro (1993 y 1994), así como en el Pirate’s Alley Faulkner (1995), el Independent Publisher Book Award for Multicultural Fiction (2004) y el premio al Libro del Año de Foreword Magazine por Recuerdos secretos (2005).
Jorge Gómez Jiménez, revista Letralia. Calle La Victoria, Nº 03-16. Urbanización Francisco de Miranda (Fundacagua). Cagua 2122, estado Aragua (Venezuela).